El dolor es ese visitante que no nos gusta, al que de tanto en tanto debemos hospedar, y al que, como buenos anfitriones que somos, y por educación, no podemos recibir de cualquier manera.
Al tratarse éste de un huésped de talante cordial, nunca viene con las manos vacías, y suele obsequiarnos cada vez que nos visita con su mejor presente, su especialidad: la emoción de tristeza. Si, seguro que ahora te suena haber recibido su visitas muchas veces.
No es de buen convidante rechazar aquello que nuestro invitado nos ofrece con sus mejores intenciones, así que aquí te propongo un modo de recibir este regalo abrazándolo y tratándolo como se merece.
El dolor. Ese visitante que no nos gusta es necesario en nuestra vida. De hecho, todas las emociones nos cuentan cosas valiosas.
Creo que la clave para trascender la profunda tristeza es permitirte llorarla, sin dejar que tu mente comience a suponer o hacer preguntas.
Siente sin pensar, observa tu pesar y ten la certeza de que él no eres tú. Como te digo, simplemente déjate llevar y SIENTE.
Solo así entenderás que el dolor, ese visitante , tal como vino, también se irá. Te puedo acompañar aquí a conseguirlo
Gracias Sara.
De nada, bonita!
Gracias por compartir Sara!!!
Se me ha hecho corto
De nada, Rufi. Gracias a tí por compartir tu lectura. Comentarios como el tuyo le dan sentido a este proyecto que con tanto amor y dedicaciòn emprendo. De nuevo, GRACIAS A TÍ por SER y por ESTAR 🙂
Es bueno llorar la tristeza para liberar nuestro corazón. Luego te encuentras mucho mejor cuando te recuperas y es cuando aprecias la felicidad por pequeña que sea.
Si Pili, tienes razón. No se conciben el placer y el bienestar en nuestras vidas sin la existencia del dolor. Es la polaridad y su contraste lo que nos permite apreciar la belleza de aquello que nos rodea. Gracias por compartir tu impresión! Un besito 😉
Hola Sara, me encanta como escribes con esa gran dosis de autenticidad. Un abrazote Antonia
Me encanta que te encante, MAESTRA! Un besote!!